miércoles, 23 de diciembre de 2009

Serpiente De luz Después de 2012

CAPITULO UNO


LA APERTURA

En 1971, dos esferas de luz que relucían suavemente, una verde brillante y la otra de un
color ultravioleta, penetraron en la habitación en la que me encontraba meditando y se
identificaron a sí mismas, diciendo:
—No somos distintas a ti. Somos tú mismo.
A partir de aquel momento, mi corazón se abrió a nuevas posibilidades de vida y ha
continuado abriéndose cada día más. Está claro que tengo que hacer frente a los mismos
problemas del día a día que el resto de la gente: tengo esposa e hijos, debo pagar
facturas y emplear gran parte de mi energía en mis responsabilidades como padre. Pero
estos seres, que se denominan a sí mismos «ángeles» y que se me aparecen como bellas
esferas de luz, me han mantenido conectado con la Luz interior de mi corazón, y esa Luz
siempre me ha conducido por las circunstancias que me rodean en formas que resultan
difíciles de creer desde el punto de vista de un espectador exterior.
Y podéis estar seguros de que esta misma Luz interior está también en vuestro corazón.
Nadie es especial a los ojos de Dios. Todos somos exactamente iguales, pues sólo existe
un Espíritu que se mueve a través de todo y todos.
Es la simple Verdad de la realidad que mencionaba Santo Tomás en su Evangelio de
Cristo: «Dios está a tu alrededor y dentro de ti». En este mundo moderno, en el que las
imágenes de televisión e internet inundan nuestras mentes, resulta fácil olvidar la Verdad
de nuestra realidad. No tienes más que observar la Luna (estoy hablando en serio, mira la
Luna) y verás qué fácil es sentir lo increíble de nuestra existencia. Por eso la Verdad
sigue siendo la Verdad, a pesar de lo mucho que el hombre la distorsione.
Desde 1972 hasta 1994 estudié con estas esferas de luz un tema que el mundo ha
denominado «geometría sagrada», que sin duda me enseñó que toda la creación procede
de un único patrón, la Flor de la Vida. Esto me dio la prueba que mi mente necesitaba para
entender que sólo existe Una Consciencia en este Único Universo, y esta prueba
irrefutable permitió a mi mente rendirse a mi corazón. En último término, la vida
comienza de una forma simple, en lo que podría denominarse el «modo original».
Para que sepas algo más de mí, te ofrezco los siguientes datos. Me gradué en la
Universidad de California (Berkeley), donde obtuve una licenciatura en bellas artes y una
diplomatura en física y matemáticas. He estudiado la Consciencia humana con más de
setenta maestros espirituales de todo el mundo y prácticamente todas las religiones y
disciplinas. Mi primer libro, El antiguo secreto de la Flor de la Vida, volumen I, fue
publicado en 1998, y el volumen II en el año 2000. En unos cuantos años estos libros
fueron traducidos a muchos idiomas y están presentes en más de cien países de todos los
continentes.
En 1994 surgió una escuela para enseñar la meditación de la Mer-Ka-Ba, el cuerpo
humano de luz, a partir de las instrucciones que se dan en el segundo volumen (antes de
que se publicaran los libros), y eso provocó enseguida la creación de otras escuelas, en
más de sesenta países, en las que impartían clases más de ciento cincuenta maestros
expertos.
En 2004 publiqué un nuevo libro, Viviendo en el corazón. Este trabajo desvelaba
información nueva acerca de la consciencia humana, una información que era, y sigue
siendo, muy poco conocida por la población mundial, pues ha sido mantenida en secreto
por casi todas las enseñanzas espirituales y religiosas del mundo. Este libro también ha
sido distribuido por todo el mundo.
Lentamente he ido respondiendo a las peticiones e invitaciones para enseñar estos
conocimientos en seminarios y talleres, conferencias, artículos de prensa, páginas web y
radio y televisión, y hasta el presente he visitado y enseñado en más de cincuenta países.
El conocimiento de esta historia acerca de la Serpiente de Luz me ha ido llegando
despacio, por partes al principio, aunque en los últimos cinco años se ha acelerado. En un
principio no entendí el pleno significado de lo que se me estaba siendo presentado. Hasta
el cambio de milenio no empecé a comprender realmente lo que nos estaba sucediendo a
mí y a esta energía que ahora recibe el nombre cíe Serpiente de Luz, tal y como era
denominada hace cientos de miles de años. (En Oriente se le llamaba también, y al mismo
tiempo, «La Gran Serpiente Blanca».)
Cuando leas estas historias, permanece inmerso en tu corazón, no en tu mente, pues ésta
nunca entenderá cómo las personas pueden coordinarse durante miles de años, ni el modo
en que complejos acontecimientos humanos pueden ocurrir sin ningún plan humano. Pero
tu corazón sí lo sabrá. En él está todo el conocimiento y toda la sabiduría.
Seguro que tu corazón conocerá la Verdad y, con suerte, responderá a ella.
Utilizo las historias de mi vida como forma de ofrecerte una inspiración que te ayude a
encontrar el mismo lugar que está en los corazones de ambos. Cuando estás inmerso en tu
corazón, no necesitas hacer nada para producir el cambio, pues éste tendrá lugar
automáticamente y pleno de gracia. Pero para alcanzar tu corazón, como me han dicho
todas las tribus indígenas que conozco, primero debes recordar a tu Madre Divina. Si
recuerdas este primer gran concepto de todas las gentes indígenas de la Tierra, el
significado interior de lo que se te da en él aparecerá. Tu Madre está viva y muy
consciente, extremadamente consciente, más allá de lo que es capaz de entender el
hombre industrializado del siglo XXI.
La Tierra no es una roca; posee un nombre y una personalidad en el cosmos. Y puedes
creerme, conoce su nombre. Y es su espíritu, el espíritu de la Madre Tierra, lo que se
esconde detrás de cada una de estas historias. Ella fue la que creó estos relatos que,
tejidos con miles de otras historias procedentes de hombres y mujeres de todos los
rincones del mundo, conducirán con seguridad a una completa transformación de la
humanidad. Cuando termines estos relatos, ¿cómo podrías ignorar lo mucho que tu Madre
te ama? Y, en agradecimiento, ¿cómo podrías negarte a ofrecer tus servicios para
satisfacer las necesidades de tu Madre?
Ceremonia
Y, por último, el formidable significado de la ceremonia. Hace mucho tiempo, la
humanidad no vivía a través de la mente, sino del corazón. Los sueños fueron los que
crearon el mundo, pero ahora es el pensamiento lo que conforma nuestra forma de vida.
Los viejos modos poseen un tremendo poder que la mayoría de nosotros olvidó hace ya
mucho tiempo y, como verás en estas historias, es posible que a menos que lo recordemos
nos veamos enfrentados a un desequilibrio que no se resolverá por sí solo, sino que
deberemos ser nosotros los que lo resolvamos.
Desde el día en que Adán y Eva fueron creados, su propósito y el de sus descendientes
era cuidar de los «jardines». Y a medida que la humanidad ha ido desarrollándose
lentamente a lo largo de cientos de miles de años, este propósito inicial nunca ha
cambiado ni vacilado.
El cuidado de la Madre Tierra cristalizó con el tiempo en lo que en la actualidad
reconocemos como ceremonia. Y para todas las culturas primitivas e indígenas del mundo,
la ceremonia ha guardado la esencia de las responsabilidades de la tribu hacia sus
antepasados, remontándose en sus corazones hasta el primer hombre y la primera mujer.
En mi tribu, los taos, todos los años se celebraba una ceremonia el día 30 de septiembre,
un día denominado de San Jerónimo. Los taos creían que era absolutamente
imprescindible celebrar esta ceremonia o la Tierra, literalmente, se saldría de su eje y
todas las personas que habitaban sobre ella lo perderían todo. Solía acudir gente de todo
el mundo para observar cómo los «indios» trepaban por aquel poste increíblemente alto:
un árbol de treinta metros de altura, desprovisto de todas sus ramas y enterrado unos
dos metros y medio para que se mantuviera vertical, tal y como creció. Mediante cuerdas
colgantes, cuatro indios se esforzaban por trepar al poste y, por medio de esta
ceremonia, proporcionar a la Tierra otro año durante el cual girar alrededor del Sol.
Era una ceremonia bella y peligrosa que arrastraba a personas ilc todo el mundo hasta
este pueblo, pero ¿realmente creían esos visitantes que si los indios no trepaban al poste,
todo estaría perdido? Lo dudo. Puede que uno o dos sí lo hicieran, pero la mayoría de la
gente está convencida de que las ceremonias indígenas no son más que superstición, algo
sin ningún fundamento científico. Para los indios (los nativos americanos), sin embargo,
ésta es la verdad de su realidad. Todas las células de su cuerpo creen firmemente en ello.
La humanidad se ha separado del corazón del mundo para ir a parar a la lógica de la
mente, y sus creencias están depositadas en el químico, el físico y el matemático. La
ciencia les ha probado que toda esta antigua creencia en la ceremonia no es otra cosa que
ignorancia.
Y, sin embargo, el hombre moderno con su gran ciencia, de la que está convencido que es
la «verdad» suprema, ha creado un mundo al borde de la destrucción total en menos de
dos mil años, un mundo al que quizá sólo le queden unos pocos de existencia si no se toman
medidas drásticas. El hombre antiguo, por su parte, con sus tontas ceremonias, ha
conseguido mantenerse en él durante millones de años. Puede que si queremos sobrevivir,
debamos tener en cuenta esta ancestral sabiduría, o al menos entender, incluso con
nuestra mente lógica, que la ceremonia es realmente capaz de crear un mundo en
equilibrio.
Como nativo americano con cuerpo blanco he seguido las costumbres indígenas, pues ellas
me han mostrado el secreto de la creación. No es la mente la que posee la inteligencia,
sino la luz del mundo procedente del corazón. La creación siempre comienza en el
corazón, y a partir de ahí es transferida a la mente. Hemos olvidado nuestra esencia y si
no la recordamos muy pronto, nuestra gran mente tecnológica nos conducirá a un mundo
de dolor generalizado y destrucción global. Un mundo sin corazón es un mundo mecánico
separado de la Realidad.
A continuación te ofrezco unas historias que recuerdan nuestra interconexión íntima con
Dios y con el proceso de la creación. Te las entrego para que tú también recuerdes y
vuelvas a la armonía y al flujo del universo.
El amor es la respuesta a todas las preguntas..., incluso a las preguntas de la mente

Drunvalo Melchizedeck

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